Largos
sueños dormidos despertaron en ese instante. La lectura de viejos fragmentos
escritos hace mucho tiempo le hizo recordar aquello en lo que una vez pensó.
Ideales agazapados bajo la cama, sueños escondidos tras la cortina, sonrisas
olvidadas en una caja de lápices, lágrimas que mojan almohadas. Pensó en
aquello que se quedó en el tintero y en lo que la pluma había escrito. La
realidad era tan distinta a aquello que esperaba conseguir en momentos pasados…
Desechó la felicidad como concepto etéreo y lo transcribió como algo palpable y
realizable. Se propuso ser feliz y en ese momento comenzó a serlo.