martes, 26 de mayo de 2015

Rosa

La rosa cae
del quicio de tu alma,
sus pétalos cubren tu lecho
con una marea roja, dulce y fragante.

La pasión se desborda
por la punta de tus dedos
y acaricias las miradas prohibidas,
las sonrisas difuminadas,
las lágrimas marchitas,
los pensamientos quebrados,
los besos no dados...
Y miras,
y sonríes,
y acaricias,
y besas
con sincero deleite
los momentos que están por venir.
La armonía quiebra el silencio
de noches oscuras,
de pensamientos inciertos.
Un abrazo, suave como pétalos de rosa,
arrulla tus sentimientos,
y la calma vuelve a reinar
en tu pequeña y dulce alma inmortal.
La rosa vuelve a florecer
con un rojo intenso,
con nueva fragancia,
con la belleza de tu alma que nunca perdió.