martes, 17 de junio de 2014

Palabras marchitas

Las palabras se marchitaron en el fondo del corazón,
se ahogaron con suspiros inciertos…
¡Ya no hay más que sinrazón!

Lloraron con lágrimas de plata
que, encerradas, formaron remolinos de almas
creando un mar de desidia
que ahoga, mata y calla.

La voz se quebró
en el fondo del corazón,
se hizo añicos
y de negro manto se cubrió.

El corazón se deshojó,
cual rosa negra marchita
que pierde los pétalos
que antes daban vida.

Ahora están a sus pies,
cual memoria perdida de inocencias pasadas
y, agachada,
intenta recoger
la alfombra de alegrías escondidas.

El silencio encerrado en una jaula de cristal
resplandece quemando los barrotes de su celda inmortal.
El cuerpo arde en la inconsciencia de la noche
y sus huesos se convierten en frías cenizas de oprobio.

El corazón desgajado
escapa de sus manos,
se escurre entre sus dedos…
muere en el suelo.

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