Los relámpagos estallaron en el cielo cubierto de nubes. La tormenta se desencadenó, sumiendo su mundo en una oscuridad negra y desesperada.
La salvaje naturaleza removía su cuerpo, agitando la sangre en sus venas, acercando las lágrimas a sus ojos.
La lluvia golpeaba con fuerza su cuerpo, empapándola y aislándola del mundo que la rodeaba.
Las lágrimas le impedían contemplar el juego de luces que se desarrollaba en el cielo…
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