domingo, 28 de septiembre de 2014

Árbol

El tronco nudoso
se retuerce en torno a mi cuerpo,
sus ramas rodean mi corazón
y se convierten en mis venas.

Por mis arterias ya no fluye la sangre,
ahora corre savia
¡que lleva aire a mis lágrimas!
y mis ojos reflejan
el verde de la floresta.

La áspera corteza recubre mi piel;
penas y alegrías
son las marcas de un ayer
que hoy sólo muestran
las cicatrices de mi ser.

Golpeada por el viento de la desolación,
mis cabellos de hojas son agitados sin compasión.

En la estepa solitaria
soy un árbol en bandera
que resiste
la tormenta de los cielos.

Añejos, como el vino,
son los años que he vivido;
mas no han pasado en balde…

… mis pies
se han convertido en raíces
que han encontrado su raigambre
en el silencio
de tu entendimiento.


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