Poesía

Rosa

La rosa cae
del quicio de tu alma,
sus pétalos cubren tu lecho
con una marea roja, dulce y fragante.

La pasión se desborda
por la punta de tus dedos
y acaricias las miradas prohibidas,
las sonrisas difuminadas,
las lágrimas marchitas,
los pensamientos quebrados,
los besos no dados...
Y miras,
y sonríes,
y acaricias,
y besas
con sincero deleite
los momentos que están por venir.
La armonía quiebra el silencio
de noches oscuras,
de pensamientos inciertos.
Un abrazo, suave como pétalos de rosa,
arrulla tus sentimientos,
y la calma vuelve a reinar
en tu pequeña y dulce alma inmortal.
La rosa vuelve a florecer
con un rojo intenso,
con nueva fragancia,
con la belleza de tu alma que nunca perdió.

Fallezco, muero, olvido...

He cerrado los ojos
para no ver la luz de este amanecer
que inunda de oscuridad todo mi ser.

He perdido
el recuerdo del beso.
He olvidado
el sabor de un "te quiero".

Las lágrimas han tapizado de flores mi pecho
como una lápida 
recientemente cubierta de tierra fresca.

El latido atenúa su rugido
y ya sólo impulsa en silencio
la sangre que fluye por mi cuerpo.

Mis ojos se quiebran
al palpar la Nada
que rodea mi alma.

Fallezco, muero, olvido...
en el día que vivo.


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