jueves, 19 de junio de 2014

Alma

Tuve un sueño
en el que nadie aparecía,
todo estaba negro
sin la luz del día.

Las horas pasaban,
tristes y pesadas
rozando la larga amargura
del alma que perdura.

Canté un silencio vacío,
en el que nada se oía
y mis ojos…
negros se volvían
con la permanencia
de la noche sobre el día.

Noté el frío rumor del desengaño,
llegó a mis huesos…
heló mis labios.

Rocé el alma marchita
con la punta de los pensamientos,
y mis dedos se cerraron
cercenando gozos pasados.

Soñé, mas no era un sueño…

El lazo de recuerdos
se anudó en torno a mi cuello.
Salté, al abismo insondable de tu cuerpo,
y me asfixié con la curva de tus pensamientos.

Soñé, mas no era un sueño…

Y, en la negrura infinita de mi alma,
aspiré el último recuerdo
que, olvidado,
me arrancó la vida
y me llevó a tus brazos.

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