miércoles, 17 de septiembre de 2014

Lucha

Risa silenciosa, silencio estruendoso. Todo ello se mezclaba en mi cabeza.

Tapé mis oídos porque el ruido era inmenso, sin embargo, no había ruido.

El silencio comenzó a palparse en el ambiente.

Me oprimía.

Me asfixiaba.

Caía sobre mí como una losa de piedra.

Me aplastaba.

Intenté pararlo y romper el silencio absoluto, pero nada salía de mi garganta.

Un grito... sólo un grito y esta locura terminaría.

Silencio.

Si él hablara, si dejara oír su risa... el embrujo del silencio se acabaría. Sin embargo, ríe silenciosamente, le gusta ver cómo me aplasta el brutal silencio. Quiere reducirme a una masa inmunda de locura... ¡pero no le daré esa satisfacción!

La lucha de voluntades comienza ahora y veremos quién es más fuerte. He comprendido que nadie me ayudará a levantarme. Si quiero vencer al silencio debo hacerlo yo solo.

Él, con su mutismo, intenta doblegarme pero la presión ya no es tan alta como hace un momento. Mi cerebro trabaja rápidamente, ordena a mi respiración que se tranquilice y a mis cuerdas vocales que emitan un sonido.

El silencio vuelve a oprimirme, no me da tregua, me hace caer, me aplasta... n... o...

- "¡NO!" -Grito con toda la fuerza que puedo.

Y en ese momento, la presión quita su garra, vuelvo a respirar con normalidad, el ambiente vuelve a ser como antes y entonces veo que mi oponente ha sido aplastado por mi grito.

El silencio aprisionador ha desparecido.

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