sábado, 21 de junio de 2014

Gaia

Su cuerpo de agua cristalina
deja al descubierto
venas por las que corren
violentos torrentes de lava ardiente
que queman y sepultan
todo lo que encuentran
a su paso.
Creando un río de cenizas,
futuro limo de verdes ilusiones.

Muerte y vida
a un mismo tiempo.
Madre y guadaña
de sueños y esperanzas.

Sus ojos
negros como carbones
queman
como témpanos de hielo
congelando el alma
y transportándola
a lugares inciertos.

Sus uñas de diamante,
poderosas en su belleza,
quiebran la frágil melena de cristal.
Arañan el fruto de sus entrañas,
expandiendo haces de luz
que iluminan el oscuro mundo
en el que sus pensamientos ciegos
estaban inmersos.

El sol refleja mil matices sobre su cuerpo,
iridiscencias rosadas que retumban
por la cascada infinita de su voz.

Un canto de sirenas,
mudo y sordo,
surge de su garganta,
acompañando al viento
en su sonido
ronco y sincero.

Escondida en la espesura,
avanza tras la muerte
mientras la vida
la sigue en sus pisadas.

La sangre de sus venas,
ardiente lava escarchada,
evapora su cuerpo de agua.
Impregnando de vapor
la vida naciente
que poblará sus entrañas.

Se funde con las nubes,
mirando sin ver,
los hijos que aún están por nacer.

Su trabajo terminó
y en sueño
largo y profundo
se sumió.


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