Susurros de
libertad, de un futuro mejor, se cuelan en mi mente y me incitan a salir
corriendo de este lodazal buscando una salida. La maleza se encuentra demasiado
lejos como para poder alcanzarla con mis brazos y con cada movimiento me hundo
más en este barro viscoso, húmedo y putrefacto. Lentamente intento que la
resistencia que impone mi cuerpo a esa succión barrosa sea mayor. Despacio, muy
despacio comienzo a extender mis miembros, intento no perder la calma pero los
glub glub del barro están destrozando mis nervios.
Me queda poco, sólo unos centímetros y
lograré alcanzar esa triste ramita que ha crecido en la dirección errónea, al
menos para ella, para mí puede ser la salvación. Un poco más, sólo medio
centímetro más y la alcanzaré. El barro ya me llega a los hombros y cada vez es
más difícil moverme, creo que no voy a conseguirlo, mi cuerpo será absorbido
por una masa barrosa… Ya no queda esperanza para este estúpido.
Se oyen unos ruidos entre la maleza, se
mueven las hojas… ¡algo acecha! Seguro que es una bestia que está esperando a
que me llegue la hora… pero si se introduce aquí la bestia acabará como yo,
atrapada en el barro.
De repente oigo una voz cantando, ¡aquí!,
grito para que pueda encontrarme, y entonces lo recuerdo ¡Cuidado, arenas
movedizas! La maleza se abre justo delante de mi cara, cuatro ojos me miran
fijamente. Dos pertenecen a la voz que cantaba, un hombre viejo, viejísimo,
ataviado con un taparrabos y con la piel apergaminada y curtida por el sol. El
otro par de ojos son de un lobo, joven, majestuoso, pero que cojea
visiblemente. ¡Ah! ¡Ese lobo! El lobo que me seguía en la distancia para
alimentarse de los restos de comida que a mí me sobraban…
¡Por fin! De un último tirón el viejo consigue arrebatar mi cuerpo de las garras de las arenas movedizas y yo caigo exhausto, rodeando un arbusto con mis brazos, no quiero volver a caer en esa trampa. Alzo la vista hacia el anciano pero… ¡ya no está! Sólo se oye una melodía… se marchó igual que apareció. Sin embargo, el lobo sigue a mi lado. ¿Me querrá acompañar o querrá que sea su cena? No lo sé, ahora lo averiguaré…
No hay comentarios:
Publicar un comentario