El viento mece la cadencia de tu
voz, arrullándote en suspiros de luz. La marea acompaña el baile de tus pies,
levantándolos del fondo del océano y dejándolos volar sobre el inconmensurable
abismo del mar.
A tus oídos llega el sonido de
las flores abriéndose con las primeras luces del alba. El sol abriga tu cuerpo
y la sal calienta tus venas. Las hojas se arremolinan en espirales verdes,
nublando tus ojos, bailando una melodía ausente.
Los relámpagos caen, erizando el
vello de tu piel, e inundan de luz la sonrisa que cruza tu rostro. Los ojos
destellan al ver como rompen las olas en el mar picado.
Contemplando la belleza de la
naturaleza, algo quiebra el estatismo del ruido mudo. Un grito contenido en el
silencio, una estampida que como una fisura hiende la mar tranquila.
La llamada de socorro te obliga a
girar el rostro y, entonces, descubres la oscuridad. Observas el desastre, pero
la impotencia te impide actuar con presteza. Llegan hasta tus pies los
cadáveres de los animales que han sido cazados brutalmente. Notas como el agua
que salpica tu cuerpo se ha vuelto negra con la contaminación que, como un
virus, contagia todo lo que toca. La respiración se vuelve pesada y notas como
las partículas obstruyen todos los poros de tu piel.
Las piedras del precipicio
resbalan y caen a tu alrededor. Los cimientos se tambalean. Extiendes la mano,
intentando palpar la realidad inmaterial que te rodea, mas sólo consigues notar
la presencia del vacío cubierto de niebla espesa.
Lágrimas invisibles recorren tus
venas, huyendo de la caída infinitesimal de tus ojos. La garganta se anuda
impidiéndote respirar, el grito quiebra el alma en mil pedazos.
Observas como rodeada de un mundo
cambiante, tu cuerpo no forma parte de él. La armonía con la naturaleza se
quebró y el aislamiento cierra tu mente en negros pensamientos.
...para cuando la parte 2...?? :)
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