Envuelta en
un manto estrellado
recorro el
cielo
con mi caballo alado.
Guío todos
tus sueños
con la luz de mi cuerpo.
Silenciosa,
observo
cada uno de tus movimientos.
Sobre el
agua
mi reflejo
viaja presto,
para unirse
con tu mirada
sedienta de esperanza.
Detengo mi
montura
sobre la
negra niebla espesa,
para que
recupere el aliento
tras este viaje incierto.
Tras
comprobar
el curso de
tus sueños
desecho mi
manto
y lo
extiendo sobre el firmamento,
creando
constelaciones
en un solo momento.
Mi cuerpo
refulge,
saciado tras
saber
que
convertida en guardiana de tus sueños,
todas las noches te volveré a ver.
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