Quisiste
nadar
en el fondo
del mar
pero tus
pies y manos se enredaron
entre los recuerdos pasados.
El océano,
como un
dulce amante,
en la orilla
de tus sentimientos
buscó su muerte unánime.
Arrulló tus pensamientos
que jugaban
con espuma y caracolas,
mientras, en
un baile sin melodía,
tu alma era custodiada por sus olas.
Revives el
momento
en el que el
cielo se cuajó de estrellas
mientras tu
voz cantaba
acompañada del murmullo de las olas.
El viento
agita tus
cabellos
y te trae el
aroma
de la sonrisa olvidada.
Tendida
sobre un lecho de algas
recuerdas el
lento amanecer del día
mientras tus
ojos se cubren
de una venda de sal cristalizada.
El sol seca
la sal
que por la
noche
se depositó
sobre tu cuerpo
creando una mortaja que marchita los sentimientos.
El alma se
ha marchado
del cuerpo
humano
en un
intento vano
de desterrar los recuerdos pasados.
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